8/11/2013

Reencontrarse

Puente con extensión de piernas
Así de golpe sin planearlo, me encuentro de nuevo con las raíces del yoga en mi escuela.
Meditando, cantando mantras, respirando.
Y es que hace muy poco me encontraba en las rocas. El domingo pasado, 4 de agosto, estaba encadenando un 7a en Colonia Puig (Montserrat), in fraganti, al segundo intento del día. Me sorprendí a mi mismo, pues no había entrenado ni escalado demasiado durante el mes de julio. La última actividad seria de alpinismo la realicé el 6 y 7 julio, acompañando a un grupo del Centre Excursionista de Terrassa en el ascenso y descenso con esquís al Aneto. Ese día estaba en la gloria. Desde entonces el trabajo y el tic-tac de lo mundano no me han dejado escalar.
Pero volvamos al tema de la escalada. No puedo contar como escaladas los días de trabajo en el campus de verano de Can Caralleu, al lado de mis compañeros Helena Alemán y Jaume Oliveras. Y tampoco cuento los días de trabajo entrenando alumnos en la sala de escalada Gravetat Zero durante el pasado mes de julio. Pero aún así encadené la vía. Y hoy domingo 11 de agosto me encuentro trabajando como staff karma yogi en el centro Sivananda de Madrid, la escuela de mis maestros. Fue sorprendente que me llamarán de la escuela para ofrecerme la posibilidad de venir a vivir y trabajar en el centro. No me lo esperaba.
Ese día, en Colonia Puig de Montserrat me sorprendió mi capacidad de rendir en la roca, delante del 7a. Y fue un día de gran felicidad, pero no por el encadenamiento en si, que para mi en particular tiene relativa importancia. La felicidad surge en mi mente por el hecho de estar concentrado, por eso me agrada tanto escalar. Cualquier cosa que nos permita estar concentrados en el PRESENTE y con la mente limpia y relajada nos produce felicidad. El yoga, la escalada, la meditación, el ascenso de montañas, correr.
Ascensión al Aneto
El logro es lo de menos, pues es efímero, pasajero. Por eso tenemos que estar constantemente encadenando vías cada vez más difíciles para sentir felicidad. Y esto significa la ruina mental para muchos. El tic-tac continua sin parar. Incluso, durante la noche mas oscura las horas del reloj siguen pasando. Como decía un escritor inglés:
  • "Esa engañosa palabra mañana, mañana, mañana, nos va llevando por días al sepulcro, y la falaz lumbre del ayer ilumina al necio hasta que cae en la fosa."
    • Macbeth 5.º acto, escena V. William Shakespeare.

De allí la importancia de vivir el presente y trabajar, hacer lo que nos toca hacer sin esperar nada a cambio.
Encontrar por primera vez o reencontrar la fuente de la paz mental que nos proporciona el hecho de estar concentrados en algo maravilloso. No esperes grandes resultados ni cambios sorprendentes, pero trabaja. Sin pensar demasiado en el futuro.

Por que ya lo dijo un yogi:
"Todo lo que hagas en la vida será insignificante, pero es muy importante que lo hagas, porque nadie más lo hará" Gandhi

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