Julio Criollo |
Guía y porteador de Yunek, Venezuela.
Nuestra mejor compañía
Por Roberto Blasi.
Fotos: Geraldine Roso.
Julio Criollo (37 años) ha
participado en unas diez expediciones de escalada tepuyera. Se ha desempeñado como
porteador y guía.
Las ultimas expediciones (con apertura de
nuevas vías) en las que participó fueron las siguientes: con los italianos locos
de Escalador Selvático (Larcher, Giupponi; Oviglia), los americanos de Gravity
Inversion (Unema, Dechamps, Cisneros, McCord) y los venezolanos de Mayú
(Osorio, Raho, Roso, Blasi). Estos últimos en abril de 2014.
El resultado de estas
expediciones son vías en las cuales no falta el compromiso y el grado.
Julio ha acompañado a escaladores
de la talla de Cheo García, Iván
Calderón, Kurt Albert, Oliver Sevcik, John Arran, Luís Cisneros. Es difícil de imaginar,
lo mejor es probarlo, lo duro que es orientarse y progresar a pie por estos
territorios. Entonces agradeces la compañía de expertos locales como Julio.
Nació un 24 de julio en Santa Maria, la
misión católica ubicada en esta zona de la
Gran Sabana, cercana a Santa Elena de
Uairen. Es padre de seis, 3 niños y 3 niñas. Su mejores compañeros de faenas en
la comunidad son el capitán de la misma, Lucio Centeno y la mujer de este, Rosa.
Es cristiano bautista. Aunque nació en la
misión católica, ve con poco agrado algunas de las acciones de la misión en la
actualidad. Siente que practican, según pude interpretar, un poco de usura por
parte de la dirección actual de la misión.
Julio se conoce muchas leyendas de su cultura
Taurepana. Cuando termino nuestro viaje me contó una relacionada con el tepuy
que habíamos escalado, el Upuigma. En pemón el nombre de este tepuy se escribe
así: Opaimü (se pronuncia Opuigma).
La leyenda va de una niña desobediente que se
llevaron los espíritus. La niña se quedó en la cima y se convirtió en piedra.
Tiene forma de champiñón y se llama Kaunapü. Es bien visible cuando nos
aproximamos al Tepuy.
Vivo desde hace 14 años en Catalunya, un país
no reconocido dentro de otro país (España). Por eso soy bien sensible y
solidario con las luchas de estos pueblos por conservar su cultura y su idioma
propios. Soy cristiano, como Julio, y antes de partir, el 17 de abril, el
pastor de la comunidad me invitó a rezar en jueves santo junto a ellos. A las
cinco de la mañana estaba con mis nuevos amigos en la pequeña iglesia. Me
agrado muchísimo escucharlos orar y leer la Biblia en pemón.
Julio también tiene muchas anécdotas de las
expediciones. Compartió conmigo una que tuvo lugar durante la escalada al
Adankachimü Tepuy. Durante la aproximación a la pared invirtieron tres días de
ida y un día y medio de vuelta. Acompañaba al grupo de Cheo García.
Participaron 11 porteadores para la ida y 9 de regreso. Pero ocurrió algo inesperado. Cuando acabo todo, se quedo un
bulto abandonado en el campo base. Julio fue a buscarlo solo. Le acompañaban su
cuchillo, 2 galletitas, un recipiente de pastillas isotónicas, una radio (pero
sin pilas) y con eso se fue a buscar el bulto. Quería ir rápido y ligero.
Esos días llovía mucho y el agua de los ríos
estaba más negra que de costumbre. Era peligroso cruzar las quebradas. En especial la poderosa corriente del Pauraren. Julio acepto el trabajo. Recordemos que el viaje de ida
duro tres días hasta la pata del tepuy. Pues Julio salió a las 10 horas de
Yunek y llego a las 16:20 al campamento conocido como Tüyekenan. Como el camino era de
subida llego fatigado. Descanso un poco, comió las galletas y a las 3 de la
madrugada salio con su carga en la espalda. Llego a Yunek, casi corriendo a las
7 de la mañana…
Si vas a Yunek de expedición recuerda que
Julio tiene el calzado destrozado, su pie es talla 38. Su frontal a veces
falla, no le vendría nada mal una de repuesto. Y le hace ilusión, como al resto
de la comunidad, tener un ordenador.
Blasi, Centeno, Rosa, Osorio, Julio Criollo y Raho, frente al Upuigma |
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